• En 90 años con Margit Frenk se reconocerá la trayectoria de la notable investigadora de la lengua española
  • Participarán Margo Glantz, Ambrosio Velasco Gómez, Gonzalo Celorio y la autora
  • El martes 18 de agosto a las 19:00 horas en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes; entrada libre

 

El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) reconocerá la trayectoria de Margit Frenk, notable hispanista, folklorista e investigadora de la lengua española, en 90 años con Margit Frenk, actividad en la que participarán Margo Glantz, Ambrosio Velasco Gómez, Gonzalo Celorio y la autora, el martes 18 de agosto a las 19:00 horas en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. La entrada será gratuita.

 

Hace 90 años el mundo se estremecía con las noticias que llegaban de Europa. Se había creado el Partido Nacionalsocialista en Alemania y, con él, uno de los episodios más crueles estaba por llegar, no solo para los judíos, sino para el mundo entero. Margit Frenk, nacida el 21 de agosto de 1925 en Hamburgo, fue una de los muchos niños que llegaron a la vida justo en el territorio donde germinó el horror.

 

  • En 90 años con Margit Frenk se reconocerá la trayectoria de la notable investigadora de la lengua española
  • Participarán Margo Glantz, Ambrosio Velasco Gómez, Gonzalo Celorio y la autora
  • El martes 18 de agosto a las 19:00 horas en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes; entrada libre

El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) reconocerá la trayectoria de Margit Frenk, notable hispanista, folklorista e investigadora de la lengua española, en 90 años con Margit Frenk, actividad en la que participarán Margo Glantz, Ambrosio Velasco Gómez, Gonzalo Celorio y la autora, el martes 18 de agosto a las 19:00 horas en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. La entrada será gratuita.

Hace 90 años el mundo se estremecía con las noticias que llegaban de Europa. Se había creado el Partido Nacionalsocialista en Alemania y, con él, uno de los episodios más crueles estaba por llegar, no solo para los judíos, sino para el mundo entero. Margit Frenk, nacida el 21 de agosto de 1925 en Hamburgo, fue una de los muchos niños que llegaron a la vida justo en el territorio donde germinó el horror.

 

“¿Por qué salimos de Alemania? Por el antisemitismo”, responde ante el cuestionamiento de si recuerda alguna de las canciones populares de donde nació. “Alemania no era un país querido de nosotros”, reafirma.  México es su país, a donde llegó desde los cuatro años de edad acompañada por sus padres y un hermano. De nuestra nación sí recuerda las más variadas y extrañas canciones populares.

 

En un total de cinco tomos, Margit Frenk reunió todo ese material bajo el nombre de Cancionero folklórico de México, una de sus obras más conocidas y que se reeditan una y otra vez. Pero ese es solo uno de los trabajos por el que su nombre es conocido y reconocido en el ámbito internacional. Toda la lírica, en parte de origen medieval, que surgió a flote y se puso por escrito a partir de fines del siglo XV y hasta el XVII ha sido estudiada por ella.

 

Se puede afirmar que actualmente Margit Frenk es la máxima autoridad en el mundo de la lírica popular hispánica, y su impronta es haber logrado que ahora esos estudios sean reconocidos como todo un género que ha entrado a formar parte de las academias y en los capítulos de historia de la literatura. Antes de ella, esto no existía.

 

“Lo que pasó con esa poesía es que había que desenterrarla. Estaba dispersa en montones de manuscritos y de libros impresos de los siglos XVI y XVII, y a eso me dediqué muchísimos años. Cada vez que podía ir a España iba a la Biblioteca Nacional de España y veía libros de poesía, de teatro, novelas, tratados. Era ir sacando y encontrando cancioncitas…”.

 

Desde los inicios de su carrera ya se perfilaba lo que vendría años después con la elaboración de su tesis en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), titulada La lírica popular en los Siglos de Oro. “Esa tesis yo la hice solita totalmente. En esa época los maestros casi no asesoraban a los alumnos. Yo en realidad quería estudiar filosofía y psicología, que andaban de la mano en ese tiempo”, dice. Sin embargo, resultó que a sus padres no les iba bien económicamente y, además, su única probabilidad de trabajo al egresar sería dando clases en secundaria. “Entonces la carrera casi obvia era letras”.

 

Al trabajar sobre su tesis, a Margit Frenk se le abrió un campo de estudio que le fascinó y determinó su futuro: “Descubrí que lo que yo quería era investigar. Descubrí el placer de la investigación. Fue descubrir qué bonito es eso de ser investigadora. Dije: ‘eso es lo que quiero ser, quiero ser investigadora de literatura’”, recuerda emocionada.

 

La lectura de los románticos alemanes significó en su vida un gran influjo. Quizá encuentra en ellos el indicio de su interés por la lírica antigua. “Eran aficionados, muchos de ellos, a las canciones populares. Yo creo que eso debe haber influido en mi gusto. Desde joven yo cantaba canciones populares de México, de España. Las aprendía de libros, no porque las oyera”.

 

El currículum de Margit Frenk puede ser interminable, pues ha sido designada en los más prestigiosos cargos académicos y condecorada innumerables veces. Ha sido distinguida como presidente de la Asociación Internacional de Hispanistas, miembro correspondiente de la British Academy, miembro honorario del Institute of Romance Studies de la Universidad de Londres, miembro correspondiente de la Real Academia Española de la Lengua y miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, así como investigadora emérita en El Colegio de México. Tiene doctorados honoris causa por la Sorbonne Nouvelle, París III y la Universidad de Sevilla. En México ha recibido los premios Universidad Nacional, Nacional de Ciencias y Artes, y Alfonso Reyes. Pertenece a la Asociación Internacional de Hispanistas, a la Asociación Internacional Siglo de Oro y a la Society for Renaissance and Baroque Hispanic Poetry.

 

El estudioso Manuel Alcalá alguna vez la llamó “gran lectora y sabia”. Pero ella rechaza ese último adjetivo. ¿Qué le diría entonces a todas esas personas que piensan que usted es una sabia? “Les diría que están muy equivocados”, advierte. “Si sabia es dar buenos consejos, entonces sí soy sabia”, dice entre risas.

 

Actualmente Frenk estudia Don Quijote de la Mancha. En la época en la que fue escrito este libro por Miguel de Cervantes, la cultura era básicamente oral. “Toda la gente estaba en contacto con toda la riqueza cultural de una literatura a través del oído. La cultura fue muchísimo más oral que escrita desde la antigüedad. La lectura silenciosa generalizada es una cosa moderna, a partir del siglo XIX, tan moderna como eso. Claro, había gente que leía en silencio, pero muchísimos que leían a solas lo hacían en voz alta. La letra entraba por los oídos, no por los ojos”.

 

El proceso de dejar de leer en voz alta para dar lugar a la lectura en silencio fue gradual e inició alrededor del año 1800, cuando se produjo un cambio de lo colectivo a lo individual. “De la vida hacia afuera hacia la vida interior, que tiene que ver con el romanticismo también”. A su decir, ahora vivimos un nuevo proceso: “Yo digo que estamos ahora en una época escritocéntrica. La gente se basa totalmente en lo que está escrito”.

 

Desde hace un tiempo, la más importante hispanista del mundo padece los estragos de la ceguera. “Había empezado a escribir la introducción a esta edición del cancionero poético de Gaspar Fernández y me puse a revisarla. En eso estaba cuando mi vista dio un bajón muy fuerte y me está costando mucho trabajo leer. No sé cómo voy a hacer porque para escribir necesito estar sola. Estoy acostumbrada a trabajar con la vista y la letra… estoy en un momento de crisis. Ya ni me he atrevido a volver a esa introducción”.

 

Es justamente el cancionero antes citado, la más reciente obra sobre la cual trabaja Margit Frenk. Se trata de un manuscrito que data de alrededor de 1609, con música polifónica del compositor Gaspar Fernández, y el cual se encuentra actualmente en la catedral de Oaxaca. Son cerca de 300 composiciones las que integran este cancionero descubierto por el psicólogo norteamericano Robert Stevenson, y hasta ahora nunca ha sido editado.

 

A sus 90 años de vida, Margit Frenk sigue disfrutando de las pequeñas cosas que la alegran, como la música polifónica del Renacimiento, uno de sus más grandes gustos.  “Siento que mi vida es muy buena, excepto esta parte horrible de la pérdida de la vista. Por lo demás es pura gozadera, gozo de muy buena salud”. Aunque ahora sus actividades son limitadas, asiste regularmente a la Academia Mexicana de la Lengua, donde participa en la Comisión de Consultas, y en periodo de clases va a la UNAM.

 

Su cumpleaños número 90 está por llegar, pero ella asegura que los ha estado cumpliendo todo el año. “En cierto momento me di cuenta que eso de decir ‘tengo 89 años’ no es cierto. Ya los cumplí, ya eso pasó, o sea que es un engaño. Nos engañamos quitándonos un año. Entonces lo que digo es que ando en los 90”.

 

Acepta que fue una sorpresa para ella este reconocimiento que el Instituto Nacional de Bellas Artes le otorgará a su vida profesional. “De veras no me lo esperaba para nada. Y sigue sorprendiéndome. Es muy bonito que lo festejen a uno, pero todavía siento que es demasiado grande ese vestido para mí”. Y por último, si de resumir su gran labor se trata, ella lo hace diciendo que “el hecho de investigar, de armar un artículo, es un placer indescriptible y, cada vez, modestia aparte, siento que escribo mejor”.

 

 

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