• Fue calificada como una obra desconcertante por Javier Acosta, Ernesto Lumbreras y Pablo Molinet

 

“El libro es una deuda que tengo con mi lengua, la cual espero saldar en cada texto que escriba”, señaló Christian Peña al referirse a su obra Me llamo Hokusai, que obtuvo el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2014 y la cual fue presentada la tarde del domingo 8 de febrero en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

 

“Nunca pensé en que pudiera gestarse esta historia. Creo que fue la posibilidad de la invención, del testimonio y una acumulación de experiencias de lecturas que concretaron esta obra”, explicó el joven poeta (Ciudad de México, 1985), quien recibió el galardón de mayor prestigio y tradición en su género de nuestro país.

  • Fue calificada como una obra desconcertante por Javier Acosta, Ernesto Lumbreras y Pablo Molinet

“El libro es una deuda que tengo con mi lengua, la cual espero saldar en cada texto que escriba”, señaló Christian Peña al referirse a su obra Me llamo Hokusai, que obtuvo el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2014 y la cual fue presentada la tarde del domingo 8 de febrero en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

“Nunca pensé en que pudiera gestarse esta historia. Creo que fue la posibilidad de la invención, del testimonio y una acumulación de experiencias de lecturas que concretaron esta obra”, explicó el joven poeta (Ciudad de México, 1985), quien recibió el galardón de mayor prestigio y tradición en su género de nuestro país.

“Hokusai es el paisaje del libro. El pintor japonés y sus obras fueron el vehículo para abordar una preocupación que he tenido: la relación entre la enfermedad y la lengua, y cómo pueden conectarse. Por eso es que a veces parece una obra híbrida, pero lo es desde los recursos que utiliza, porque es esencialmente un libro de poemas”.

Para los presentadores, Pablo Molinet, Javier Acosta y Ernesto Lumbreras, Me llamo Hokusai “es una obra desconcertante y decididamente extraña”.

 

A decir de Javier Acosta, también miembro del jurado en la edición del año pasado del certamen, el libro demuestra el dominio que su autor tiene del verso y de la prosa poética, así como una experimentación formal que pasa por el ensayo, la narración y la descripción, pero que nunca abandona el pulso de la poesía.

 

“La serie Treinta y seis vistas del monte Fuji de Katsushika Hokusai, el padre, el cáncer, los tres corazones del pulpo y los 35 mil patitos de hule que van y vienen por el libro de Christian son las presencias que hacen pendular esa ola de demolición de la existencia.

 

“No abandona ni guarda nada para después. No hay resguardo, ni juegos de artificio; es el discurso de un hombre herido de muerte que aún debe cantar y adentrarse en los recovecos de la vida; una obra que nos regala el valor bifronte de la poesía: la forma y el fondo, como lo decía Octavio Paz”, consideró Acosta.

 

Por su parte, Ernesto Lumbreras resaltó: “La escritura de un libro como Me llamo Hokusai revela a un poeta con talento narrativo y ensayístico  notable, aplicado en dosis justas, y delata un trabajo de posproducción que va más allá de cualquier teoría. Su soporte medular es el discurso poético. Es una obra decididamente extraña en su gradual diferenciación en el contexto reciente de la poesía mexicana”.