Perspectivas

por Dalila Sarabia Arias

Nada de nuevo al mar podemos darle
que los restos de todos los naufragios.
Su lindero infernal nada permite
Bajo el secreto de las viejas algas.
Todo se ha dicho ya.
Todo han callado
muy a tiempo las brisas,
las arenas.
Nada nuevo al amor han de brindarle
nuestros nombres grabados bajo el sol.
Todo se amó y lloró,
pero los barcos
saludan siempre como nuevo al puerto.

“Nuevo Puerto”, Carmen Alardín

 

 

Mujer apasionada, madre, abuela...amiga. Carmen Alardín (Tampico, Tamaulipas, 1933) es una poeta que ve poesía en cada acción cotidiana, que encuentra poesía en lo más obvio de la realidad: es una poeta que escribe para vivir, para expresar cómo es que ve el mundo, para mostrar cuál es la perspectiva con la que ella percibe lo que la rodea.

 

Carmen Alardín es licenciada en letras alemanas por la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM (1976), maestra en letras mexicanas (1987) y posee una especialización en el Goethe Institut de Munich, Alemania.

 

La escritura de Alardín poeta trasciende los límites preestablecidos de la belleza: Carmen busca la esencia de la vida y, al encontrarla, toma las gotas más puras y las esparce sobre su pluma. Es así como sus poemas evocan las sustancias más transparentes de la vida. Bien la describe René Avilés Favila cuando dice de ella: “Sólo sé que cada vez que Carmen mira a su alrededor encuentra poesía, y si no la hay, la inventa con su prodigiosa pluma”.

 

El amor, la vida, el deseo, son temas recurrentes en la obra de esta escritora. Alardín afirma que una de las mejores maneras de matar al estrés, la desventura, la impotencia o la frustración es la poesía: ha comentado que a veces siente que explota y no sabe a dónde voltear la mirada, y que en esas ocasiones la mejor solución es escribir. Para ella, “la poesía es ese monstruo que te atrapa y que te embriaga, que le lleva a explorar mundos antes desconocidos… la poesía es un diálogo con todos los ‘yo’ que uno pueda tener en su interior y con todos los ‘yo’ que le reflejan los demás”.

 

Formalmente, se considera que su comienzo en la literatura se dio en el año de 1957, año en que participó en un taller literario coordinado por Juan José Arreola. Sin embargo, René Avilés Favila afirma: “Básicamente, [Carmen Alardín] es poeta oficialmente desde 1951, [año] en que publicó, a los dieciséis años de edad, su primer libro, El canto frágil. Luego, en 1953, aparece, para confirmar su talento precoz, Pórtico labriego”. Por otra parte, más allá de lo “formal”, la propia Alardín ha manifestado en innumerables ocasiones que escribe desde que cursaba la primaria: ya plasmaba sus propias versiones de la realidad, liberándose así de miedos y cadenas.

 

Entre sus publicaciones destacan: El canto frágil (1951), Pórtico labriego (1953), Celda de viento (1957), Después del sueño (1960), Todo se deja así (1964), No puede detener los elefantes (1971), Canto para un amor sin fe (1976), Entreacto (1982), La violencia del otoño (1984), La libertad inútil (1992), Caracol de río (2000) y Miradas paralelas (2004).

 

En 1984 recibió el Premio Nacional de Poesía Xavier Villaurrutia por su libro de poesía “La violencia del otoño”. En 1991, la UNAM dio a conocer una selección de su obra poética en un disco de la colección Voz viva de México. Además, sus textos han sido traducidos al rumano gracias al apoyo y aporte de Dinu Adam.

 

Su obra ha sido incluida en siete antologías de poesía mexicana e internacional.  Hablando de su actividad docente, es importante resaltar que Alardín ha impartido clases de literatura, en forma ininterrumpida, en distintas universidades desde 1980.

 

Carmen Alardín es una niña, una joven; bien ha dicho que “el poeta nunca deja de ser joven, porque nunca deja de ser niño, porque comienza todos los días”. Así, día a día pone en práctica esta versión gozosa del mito de Sísifo, tradición que la ha acompañado en todo momento y que comparte con todo aquel que cruza una palabra con ella, especialmente con sus alumnos, que atentos oyen sus clases con la esperanza de algún día escribir con la pasión con la que lo hace su maestra.

 

Entre los reconocimientos que ha recibido, destacan la Medalla al Mérito Cívico 1989, otorgada por el estado de Nuevo León “por su labor a favor de la literatura, coordinando talleres literarios para niños y adultos en las bibliotecas públicas y en las colonias populares”; el Premio a Las Artes 1999, de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en la rama de Letras; y el 5 de julio de 2004 se instituyó el Premio Literario Carmen Alardín, con el apoyo y unión de los estados del noreste de México.

 

Recientemente, en un homenaje celebrado con motivo de sus 55 años de labor poética, afirmó que escribe porque le es imprescindible y de que así debe ser para cualquier autor: "Sentir que si no se escribe se muere o estalla, aunque los poemas sirven para nada, se disfrutan y punto, lo que sí sirve es la palabra (…) nadie pone en el periódico se solicitan poetas”.