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A un año del fallecimiento de Sergio Pitol (1933-2018), la Academia Mexicana de la Lengua ha organizado una sesión pública solemne para recordar las diferentes facetas del narrador, ensayista, diplomático y traductor veracruzano, el martes 9 de abril a las 19:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Estarán los escritores Margo Glantz, Felipe Garrido y Adolfo Castañón.

 

“En su persona me llamó la atención su mesura elegante, su sentido del humor y, más tarde, su chispeante conversación”, comenta Adolfo Castañón sobre Sergio Pitol, “uno de los grandes lujos que ha tenido la literatura mexicana del siglo XX. No es que haya recibido premios prestigiosos, es más bien que él prestigió todos los galardones de los que fue objeto”.

 

Rememora que su primer contacto con Pitol se lo debió a Carlos Monsiváis, lector apasionado de El tañido de una flauta. “Me contagió su entusiasmo e incluí una reseña de esta obra en un panorama que escribí para el suplemento La Cultura en México de Siempre! en los años setenta”. El tema del libro, agrega, es la vocación artística, motivo que se puede encontrar en otros artistas de su generación, como Juan García Ponce y Salvador Elizondo, que nacieron un año antes que él, en 1932.

 

“Tengo la impresión de que, para Juan Villoro, Sergio fue esencial en la orientación de su destino como escritor. En cierto modo, para mí y para otros también”. Pitol escribió novelas de gran influencia, entre ellas El tañido de una flauta y El desfile del amor; volúmenes de cuentos como El nocturno de Bujara y Un largo viaje; un amplio repertorio de ensayos autobiográficos o memorias: El arte de la fuga, Pasión por la trama, El viaje, El mago de Viena, Una autobiografía soterrada y Memoria, y textos críticos sobre autores ingleses, rusos e hispanoamericanos.

 

Algunos motivos recurrentes en la obra de Sergio Pitol son la simulación, el amor y la traición del amor, la lealtad y el desgarramiento de la lealtad, la búsqueda de la verdad y la complacencia en la mentira, refiere.

 

“Estos temas candentes sólo los podía haber tocado alguien con un magistral sentido del humor y también dueño de una formación teórica capaz de articular el pensamiento de la fiesta, la ceremonia, el ritual y los usos y costumbres de naciones tan parecidas en el fondo como los países hispanoamericanos y los eslavos”.

 

Sergio Pitol también es reconocido por ser traductor. La editorial de la Universidad Veracruzana ha publicado una colección con su nombre, que incluye traducciones realizadas por Pitol a textos de autores de Europa del Este y de otras latitudes.

 

Comparte finalmente Adolfo Castañón que “este gran escritor tenía un enorme sentido del humor y de la compasión hacia los animales. Rendirle tributo es un acto de justicia necesario para nosotros; un acto de decoro ante una gran figura de las letras mexicanas”.