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 Es importante escuchar las voces de aquellos que recopilaron información e historias, que plasmaron sentimientos en letras y combinaron experiencias con datos duros para trazar el panorama de un espacio emblemático para México, como lo es la Condesa, en un momento bastante complejo para la sociedad. Esa fue la labor de muchos periodistas durante el sismo del 19 de septiembre.

Por ello, tres profesionales compartieron sus experiencias a través de la mesa de reflexión titulada La Condesa a un año del 19S. Crónicas de la tragedia,actividad organizada por la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes, la cual abrió su programación a expresiones vinculadas con lo literario, como lo es el periodismo, especialmente a la crónica.

Los periodistas Vietnika Batres, Rafael Cabrera y Sara Pantoja, moderados por Luis Guillermo Hernández, narraron las experiencias que vivieron durante el sismo registrado el 19 de septiembre de 2017, en la actividad realizada en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia.

Al inicio de la mesa, Luis Guillermo Hernández, cuyo trabajo ha sido difundido en medios como El Universal, Reforma, Emeequis y Expansión, entre otros, comentó que el periodismo se ha ido transformando con el paso del tiempo y que “un ejemplo es precisamente esta actividad, donde se busca recuperar la memoria”.

Por su parte, Sara Pantoja, reportera y editora en la revista Proceso, comentó que, durante la tragedia resultante del sismo de 2017, fue a través del periodismo que se pudieron contar diversas historias y se dio voz y presencia a la sociedad civil.

La periodista habló sobre el papel que jugaron las redes sociales, que si bien ayudaron a difundir información real de manera casi inmediata y sumamente fluida, también lo hicieron con datos falsos. “Una de las primeras reglas básicas del periodismo es verificar la información una y otra vez para no perder credibilidad”.

Pantoja relató una de las historias que le tocó vivir sobre el movimiento telúrico: la dueña de un edificio salió a buscar a su hijo en cuanto inició el sismo, sin embargo, la construcción se derrumbó en ese lapso, dejando a su madre sepultada entre los escombros. En medio de las reclamaciones de los vecinos ni siquiera podía hacerse cargo de su propio dolor.

“Nuestra labor es reportar lo que vemos, dejas de lado tu parte sentimental, tu dolor. Debemos tener los pies bien puestos en la tierra, es una experiencia como de soldado”, comentó la periodista.

En el caso de Vietnika Batres, editora en jefe del periódico El Sur, su edificio formó parte de los que resultaron afectados, aunque ella no se encontraba ahí durante el sismo. Posteriormente pudo entrar y sacar sus cosas, aunque le daba miedo que en cualquier momento pudiera ocurrir una réplica y una tragedia, señaló.

Comentó que ella sí vivió el sismo de 1985, era justo el día en que celebraban el primer aniversario del periódico La Jornada, donde trabajaba en ese entonces. La zona de Balderas, lugar en el que se ubicaba el diario, resultó devastada.

“Lo que ha avanzado el periodismo en estos años es que ahora nos enteramos en tiempo real de lo que ocurre, había videos y fotografías en todo momento. Me pregunto qué tan traumados estaríamos si hubiéramos tenido la oportunidad de verlo así en el 85”.

“En 2017 la fuerza del temblor no nos destruyó tanto como aquella vez. Como periodistas lo hicimos bien, tuvimos el apoyo de la gente y sabíamos lo que iba pasando en el día a día. Hicimos buena mancuerna los periodistas y la sociedad, fue un ejercicio de reflexión, recolectando información, combinada con dato duro”.

“El periodismo sí ha avanzado en términos de estilo, profundidad y contacto con la gente, que es a lo que aspiramos: a que nuestro trabajo sirva a la sociedad”, dijo la periodista.

Finalizó su participación al indicar que, como periodista, hay diversas formas de aproximarse a la tragedia: puede ser rescatando testimonios de los voluntarios, de quienes perdieron a un ser querido o de las mismas víctimas. “Esas historias personales, pequeñas, tienen atrás muchos planos, es otra forma de reportear”.

Por su parte, Rafael Cabrera, periodista independiente, explicó que él se encontraba en el piso 38 de un edificio ubicado frente a la Embajada de Estados Unidos, del que tardó hora y media en salir. Fue entonces que se percató de la dimensión de los hechos e inmediatamente organizó a sus reporteros para cubrir la información.

Igualmente resaltó la importancia de las redes sociales: “Medios y sociedad civil se organizaron e hicieron uso de la tecnología, aunque en ocasiones se les acusa a las plataformas de difundir información falsa, pero son las personas las que mienten, no Twitter o Facebook”.

“No deja de ser impresionante ver la ciudad devastada, por más que hayas cubierto hechos violentos, una tragedia como la que vivimos te sacude, pero siempre el reto es conseguir la información”, finalizó.