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“No necesitamos y nunca lo hemos necesitado, de libros o películas de Walt Disney”, asegura el escritor Francisco de la Cruz al explicar que en su comunidad la narración oral se mantiene muy presente entre sus habitantes. “O no nos morimos de ansias por ir a apostar a Las Vegas. Para nosotros, eso no existe, esas cosas son para otro tipo de gentes”, señala.

 

Francisco de la Cruz habla la lengua "diidxazá", también conocida como zapoteco del Istmo. En su casa se le obligaba a preferir el español sobre su lengua materna, ya que de esa manera podría obtener una mejor educación. Tanto sus padres como las personas cercanas a su comunidad hablaban en este idioma, además del zapoteco. Recuerda sobre todo ese género “fantasioso” que ellos llaman mentiras o "guenda rusiguii", en donde escuchaba relatos para él muy valiosos.

 

“También había versos, que tenían un espacio y momento en que se declamaban. Me refiero al mes de diciembre, cuando se gritaban versos, literalmente se gritaban, en forma de canto.” Sobre todo, recuerda a su abuelo materno siempre leyendo libros en español, costumbre que heredó su madre y gracias a lo cual pudo conocer diversos relatos como “el libro del diablo, así le decían a La Divina comedia”, recuerda. “Me pongo triste cuando me pongo a recordar a mi madre, hablándonos también del Caballo de Troya….”

 

Esas formas de vivir trajeron consigo, para él, nacer con el zapoteco y de manera natural hablar el español. Conforme han avanzado los años, han cambiado los temas que le interesan: “ya le tengo más respeto a la muerte y más amor a la vida”. Por eso dice que ahora “experimento más tristeza el sentido de escribir acerca de temas fúnebres. Cuando me refiero al erotismo, sí lo digo con toda la fuerza que nacen desde los huesos hasta el corazón”, aclara.

 

Hace cincuenta años, comenta de la Cruz, nadie se imaginaba que pudiera escribirse en zapoteco. Y ahora él, no sólo escribe en esa lengua, sino también en español, idioma en el que ha publicado el poemario Palabra derretida (1985) y La mamá de los alacranes y otras fábulas zapotecas(2002). “Debo aceptar que hay cosas que escribo sólo en zapoteco y me espanta traducirlo al español, porque pierde su sentido”, asegura, debido a lo forzado que a veces le resulta hacer una metáfora en zapoteco y tener que buscar su aproximación al español.

 

“La literatura indígena ya tiene un reconocimiento, poco pero lo tiene. En México se sabe ya que hay escritores indígenas y tantos artistas más”. Sin embargo, dice que “hay que hablar fuerte”, porque como escritores indígenas tienen que exigirse calidad, disciplina, y sobre todo “no abusar o desconocer de dónde venimos. Además que la otra parte de la sociedad respete nuestra propia identidad. Los escritores y demás artistas indígenas existen, siempre hemos existido”.

 

El escritor Francisco de la Cruz se presentará en el Palacio de Bellas Artes, en la sala Adamo Boari, el 3 de septiembre, a las 19:00 horas, como parte del ciclo “La Primera Raíz”, que presenta escritores en lenguas originarias de todo el país.