Imprimir

 

En una nueva sesión del ciclo “Los Villaurrutia”, conversarán Julio Trujillo y el escritor mexicano Héctor Manjarrez, quien ganó el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para escritores en el año de 1983 por la obra narrativa No todos los hombres son románticos. La cita es el próximo miércoles 30 de julio, a las 19:00 horas, en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, con sede en avenida Nuevo León número 91, de la colonia Hipódromo Condesa de la Ciudad de México.

 

Para reconocer, estimular y apoyar las letras mexicanas, en 1955 el crítico literario Francisco Zendejas propuso crear el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para escritores. Juan Rulfo fue el primero en ser reconocido con este premio por su obra Pedro Páramo (1955). A partir de entonces, año con año un jurado, compuesto por los mismos autores que anteriormente fueron reconocidos, ha otorgado el premio a escritores cuya obra haya reunido la excelencia y universalidad, y que haya sido editada en México.

En una nueva sesión del ciclo “Los Villaurrutia”, conversarán Julio Trujillo y el escritor mexicano Héctor Manjarrez, quien ganó el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para escritores en el año de 1983 por la obra narrativa No todos los hombres son románticos. La cita es el próximo miércoles 30 de julio, a las 19:00 horas, en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, con sede en avenida Nuevo León número 91, de la colonia Hipódromo Condesa de la Ciudad de México.

Para reconocer, estimular y apoyar las letras mexicanas, en 1955 el crítico literario Francisco Zendejas propuso crear el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para escritores. Juan Rulfo fue el primero en ser reconocido con este premio por su obra Pedro Páramo (1955). A partir de entonces, año con año un jurado, compuesto por los mismos autores que anteriormente fueron reconocidos, ha otorgado el premio a escritores cuya obra haya reunido la excelencia y universalidad, y que haya sido editada en México.

Héctor Manjarrez (Ciudad de México, 1945) es considerado como uno de los miembros de la denominada literatura de “la Onda”, término acuñado por Margo Glantz, y cuya narrativa retrata las inquietudes y propósitos de los jóvenes de la época. Los relatos de No todos los hombre son románticos (1983) reflejan el inestable estado de ánimo adolescente y los ambientes sociales sumergen al lector en las profundidades de las subculturas urbanas.

 

Por medio del arte de la palabra, la narrativa de los relatos de No todos los hombres son románticos traspasa las fronteras de lo cotidiano y conlleva a tiempos y espacios cuya atmósfera jovial transmite la libertad de los espíritus que dedican su vida a la experiencia misma como forma de expansión de la mente. Las historias de Héctor Manjarrez son vagabundas: Italia, Londres, París, son escenarios de las vivencias de los personajes que se enfrentan a los pesares y levedades de la vida.

 

No todos los hombres son románticos es una obra compuesta por ocho cuentos en los que abunda el erotismo y el amor, a veces como unidad, otras como antagonistas.  Al momento de ser publicada, la obra fue recibida por la crítica de forma positiva, ya que representan una literatura en movimiento, capaz de trascender.