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Abel Infante lleva diez años sin atender caso alguno como detective privado, hasta que una mujer lo conduce a La conspiración en Jericó. David Becerril Flores presentará este volumen, con el cual ganó el Premio de Novela Negra Horizontum 2016, el martes 19 de septiembre a las 19:00 en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia. El narrador conversará con Isaí Moreno, Ulises Paniagua y Jorge Alberto Ramírez Velasco. La entrada será gratuita.

 

El protagonista de La conspiración en Jericó es un megalómano que se convierte en detective privado para probar su inteligencia. Abel Infante es licenciado en administración de empresas y, desde que egresó de la universidad, montó su oficina de investigación de crímenes. Una hermosa mujer rompe su racha de una década sin clientes y lo contrata para investigar el asesinato de su hermano.

 

“Abel se sabe inteligente. Le apasiona la cuestión de ser detective, pero se queda nada más con los halagos y algunas críticas. Hizo la carrera de administración porque así lo demandan las cosas que tiene que cumplir. Muchos de nosotros nos parecemos mucho a Abel: hacemos las cosas por cumplir con ciertos requisitos y dejamos de largo aquello que realmente nos apasiona.

 

“Es uno de los aspectos que quise retratar en Abel: esa situación de dejarnos guiar por la inercia de las cosas. Cuando ya se declara comprometido con lo que ama, se da cuenta que necesita trabajar y que la experiencia la va adquiriendo con base en los golpes que va recibiendo al resolver el caso”, dijo en entrevista al autor del libro.

 

David Becerril Flores (1980) vive en Chalco, Estado de México. Al igual que su personaje, es licenciado en administración. Comentó que lleva más de 17 años escribiendo, pero que La Conspiración en Jericó es su primer libro publicado. “Nació de la inquietud de participar en el concurso. Vi la convocatoria y empecé a visualizar la historia. Retomé algunas anécdotas que ocurrieron en el entorno donde vivo”.

 

Jericó es una ciudad perdida a la que Abel accede bajo el riesgo de ser despojado de sus pertenencias o de su vida; es un semillero de criminales y drogadictos, y también un barrio que el gobierno quiere recuperar o rehabilitar a cualquier costo. A decir de Becerril Flores, hay un juego de palabras entre Jericó y México que le sirvió para hacer una metáfora de la realidad que se vive en muchas ciudades.

 

“Visualicé a Jericó como un reflejo de la sociedad en la que estoy viviendo. Me gustó la coincidencia de cómo se escriben las dos palabras, y finalmente lo que me decidió a usar el nombre de Jericó fue que, cuando estaba escribiendo la novela, escuché una canción de César Costa que se llama La batalla de Jericó”.

 

En La conspiración en Jericó el autor también critica el morbo exacerbado de las redes sociales y los periódicos amarillistas: “Los usuarios de redes sociales son adictos a las noticias amarillistas. Es una realidad: entras a las redes sociales, principalmente Facebook, y te encuentras con fotografías grotescas, balaceras, asaltos con heridos, cadáveres en baldíos. Son noticias de una realidad que se está viviendo, pero el usuario de redes sociales no tiene empacho alguno en compartirlas. Estamos saturados de amarillismo y de morbo.

 

“Esta novela es una lectura rápida y entretenida. Es algo que le puede pasar a cualquiera, no necesariamente en la cuestión de resolver un caso, sino de enfrentarse con situaciones inesperadas y decir: ‘Yo lo quiero resolver y lo puedo resolver’. Son las vicisitudes que enfrentamos diariamente”, concluyó.