Conversará con Ricardo Cayuela y hará una lectura con Sasha Sokol

El martes 29 de agosto a las 19:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes; entrada libre

Novela reconocida con el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 1987

 

Alberto Ruy Sánchez celebrará los 30 años de Los nombres del aire, novela en la que explora, por medio del arte de la palabra, las distintas formas del deseo y el erotismo femenino. El martes 29 de agosto a las 19:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, el autor conversará con Ricardo Cayuela y leerá fragmentos de este volumen acompañado por la actriz y cantante Sasha Sokol. El acceso será gratuito.

 

Diez años antes de que fuera publicada la novela, Ruy Sánchez viajó por vez primera a Mogador. Inspirado en la cultura marroquí, escribió el primer esbozo del libro. Después de que fue rechazado por varias editoriales, logró publicarlo en 1987 bajo el sello de Joaquín Mortiz y fue presentado por primera vez por Álvaro Mutis y Antonio Alatorre. Ese mismo año, el autor y la novela fueron reconocidos con el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores y posteriormente fue traducida a varios idiomas: inglés, árabe, francés, italiano, portugués, alemán, turco.

 

La historia de Los nombres del aire es una evocación poética que avanza en espiral hacia un laberinto de deseo. Alberto Ruy Sánchez, como artesano de la palabra, entreteje la voz de los anhelos de muchas mujeres en una sola: Fatma, la protagonista. En el epílogo, el autor explica que cada imagen y fragmento fue escrito pensando en la música de las palabras. Más que en un clásico argumento narrativo, esta novela tiene una composición poética musical que el escritor llamó prosa de intensidades.

 

“En ese afán artesanal de composición literaria tuve el deseo de que el lector entrara al libro como se entra a un edificio, a un ámbito, a un espacio, a una arquitectura. Que el lector sintiera y deseara avanzar en ese espacio o irse o quedarse en una esquina tan sólo, atraído tal vez por una luz al final o al fondo. Llevado más por un conjunto de sensaciones atractivas que por la pregunta recurrente del suspenso tradicional”, escribió el autor.

 

Alrededor de la ciudad amurallada de Mogador, Ruy Sánchez traza un microcosmos del deseo formado por cinco esencias o elementos: agua, aire, fuego, tierra y una quintaesencia. Fue así como a esta novela se sumaron cuatro más para formar el Quinteto de Mogador: En los labios del agua (1996), Los jardines secretos de Mogador (2002), Nueve veces el asombro (2005) y La mano de fuego (2007).

 

Mogador es la metáfora de la mujer deseada, del ser anhelado que se convierte en el misterio indescifrable. En este microcosmos las vidas se entrecruzan con sueños e ilusiones y la realidad queda en un segundo plano. La escritora marroquí Oumama Aouad ha comentado que Ruy Sánchez supo evitar los escollos de la mirada masculina sobre la mujer y, especialmente, sobre la mujer árabe: “Las mujeres en la obra de Ruy Sánchez son mujeres que desean desde antes de ser deseadas”.

 

“Después de Alberto Ruy Sánchez ya no podemos vivir sin Mogador. Él lo puso en nuestro camino. Le dio callejuelas y temperatura, el color de la tarde, el bullicio y el secreto. Él construyó una ciudad literaria: la ciudad del deseo. En Mogador se encuentran y se pierden los amantes, el tiempo está de su lado y corre a su manera”, ha dicho por su parte la novelista mexicana Mónica Lavín.