• Conversará con Rosina Conde y Teresa Dey el jueves 18 de mayo a las 19:00 en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia 
  • Realmente siento que si no escribo me dejo a un lado y no pongo atención al pulso de mi vida, refirió la autora

Los poemas de Silencio de azules de Claire Joysmith son un abanico de tonalidades de sueños y pesadillas, de celebraciones y ocasos, de profundidades personales y ajenas alojadas en el verso. Sobre este volumen charlarán Rosina Conde y Teresa Dey con la autora mexicana el jueves 18 de mayo a las 19:00 en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia.

Silencio de azules es como el silencio de las profundidades propias y naturales en las que nos sumergimos para poder subir a la superficie y comunicarlo; como bucear y luego salir y hablarlo, gritarlo, regalarle la palabra a otra gente también; es el compartir”, dijo Claire Joysmith en entrevista con la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes.

En los textos reunidos en este libro, la escritora dibuja una poética que evoca instantes de un viaje interno que conduce a un punto en el universo donde todo tiene sentido, incluso la muerte. Con la cita de José Emilio Pacheco, “No leemos a otros: nos leemos en ellos”, Joysmith invita a los lectores a encontrarse con la palabra convertida en poesía.

“Llevo muchos años de trabajar la poesía chicana de mujeres. Mi libro anterior se llama Cantar de espejos. Es la idea de los espejos, por eso la cita de José Emilio Pacheco. Uno es con relación a la otredad muchas veces”.

Joysmith explicó que los poemas de Silencio de azules surgieron del silencio. Son para ella tan profundos y azules que en el viaje poético evocan la saudade, palabra portuguesa que refiere a un anhelo o añoranza que no puede tener una respuesta ni un objeto y que es “aquello que conjuga las sensaciones que se encuentran entre la alegría y la tristeza. Es lo que es y no tiene una contraparte”.

En el Festival Internacional de Poesía de La Habana de 2016, la poeta presentó la primera edición de Silencio de azules, colección basada en una serie de trabajos que Joysmith ha realizado durante varios años. Algunos de los poemas han sido publicados previamente en antologías o en revistas literarias. Para la portada se reprodujo una obra plástica que la autora realizó bajo la tutoría de su padre, el pintor británico Toby Joysmith.

“Estaba buscando una portada con el editor. Me acordé que tenía el cuadro perfecto: uno que hice junto con mi papá. Él era un pintor famoso. Se presentó en el Palacio de Bellas Artes y también daba clases. Pinté esto cuando él estaba vivo hace casi 38 años. Esto tiene que ver con la celebración de la muerte como una transición. No es algo triste; es la saudade, pero no la tristeza, sino lo ineludible, lo efímero. Esto es algo muy presente”.

La escritora admitió que algunos de los poemas reunidos en este libro son autobiográficos, como Gramática de ausencias, Sopa de letras o Zapatos de taconcito, este último dedicado a su madre, y compartió que comenzó a escribir desde niña motivada por su padre. Ambos eran ingleses, pero ella nació en México. Aprendió a leer en español, estudió en una escuela estadunidense y después en una francesa.

“Leí a todos los clásicos en francés. Yo no sabía en qué idioma escribir. Lo que hice en muchos casos fue empezar en uno y terminar en otro, y eso es lo que hago y lo dejo así. Claro, es un conflicto para los lectores y para publicar. Tengo dos volúmenes de ese tipo de poemas y es un poco difícil encontrar quién los quiera publicar, aunque su base gramatical sea el español. Una de las cosas que más me ha fascinado dentro de este crisol o caleidoscopio de lenguas y de culturas es el puente: puentear culturas e idiomas. Tal vez no se vea mucho en este libro, pero uno de mis intereses es integrar otras culturas y visiones”.

A decir de Joysmith, su influencia literaria ha sido sobre todo inglesa y francesa. Sus primeras lecturas fueron de escritores como Paul Verlaine, Arthur Rimbaud, Charles Baudelaire y T. S. Eliot. Después se adentró en la literatura hispanoamericana de autores como Mario Benedetti, Jaime Sabines, José Emilio Pacheco o Coral Bracho. La obra de Mary Oliver y Jane Hirshfield también ha sido de gran importancia para ella.

“Me encantaría poder ver a la gente a los ojos y recitarle mi poesía para saber qué resuena en ese público. Con el corazón abierto invito a escuchar la poesía en general, porque es indispensable para la vida. Lo escribí en el libro: traducir es intrínseco para mi cotidianidad, pero escribo porque si no pierdo el pulso mismo de la vida. Realmente siento que si no escribo me dejo a un lado y no pongo atención al pulso de mi vida, que de muchas formas compartimos. Es un poco la idea de compartir, de escuchar la poesía y de hablar en torno a ella; darle su importancia en la vida cotidiana”, finalizó.